De putas, pulgas y piojos

En Valladolid, cualquier tiempo pasado NUNCA fue mejor

jueves, febrero 19, 2009

Infiel, infiel

L'infedeltà delusa es una farsa en dos actos de Joseph Haydn [del que se conmemora este año el segundo centenario de su muerte] que en principio no pasaría de ser un pequeño divertimento.

Y en estas estábamos cuando el domingo asistimos a la última representación de la coproducción entre la "Academia Europea de la música" y el festival de Aix en Provence que ha visitado el teatro Calderón de Valladolid. Un pequeño divertimento, un montaje barato en gira para rellenar una mini temporada esquilmada por arte y gracia de la concejala de [in]cultura de Valladolid. Vamos que no iba yo con muchas ganas ni muchas esperanzas.

Nada más lejos de la realidad. El montaje se fue descubriendo como una pequeña joyita interpretada, más que correctamente, por un plantel de cantantes y músicos jóvenes que, además de poner ilusión y ganas (a pesar de la paliza de la gira y de las representaciones continuadas) sabían pisar el escenario y llenarlo. Unas voces muy interesantes (aunque con alguna carencia) que resolvieron más que adecuadamente la pequeña farsa.

El peso de toda la acción recae sobre Vespina (personaje interpretado por la soprano Eduarda Melo). Durante el primer acto tiene que presentar al personaje que, herido, ve como su enamorado Nencio, va a casarse con Sandrina por interés del padre de esta última. El problema estriba en que Sandrina está enamorada del hermano de Vespina (Nanni) y este a su vez la corresponde. Vespina urde una venganza y un embrollo para que Nanni y Sandrina se puedan casar, rompiendo el compromiso pactado por Filippo (el padre de Sandrina) Y es en el desarrollo de este embrollo, durante el segundo acto, donde el personaje despliega toda su fuerza. El disfraz y el equívoco -tan propio de todas las farsas conocidas- la va disfrazando de diversos personajes. Desde la vieja madre de una supuesta mujer ultrajada por Nencio hasta el paje de un supuesto noble que quiere casar con Sandrina o el notario que, finalmente, casará a Sandrina con Nanni. Y en este despliegue es donde se luce Eduarda Melo. Matizando cada una de sus apariciones y disfraces. Muy bien en la caracterización de vieja quejumbrosa.

Claire Debono | L'Infedeltà Delusa | Vespina as an old lady

La otra voz femenina, Sandrina, interpretada por Ina Kringelborn, fue menos espectacular. Aunque muy correcta en la composición de la mayoría de sus arias estuvo un poco floja en el primer acto. Al final remontó acertadamente.

Las voces masculinas, menos importantes en esta farsa, las cubrian: Iain Paton en el papel de Filippo (padre de Sandrina) muy expresivo y con una voz muy ajustada al papel, Julian Prégardian en el papel de Nencio (mucho más interesante en sus apariciones del primer acto que en el segundo) y Thomas Tatzi como Nanni, el pobre enamorado de Sandrina y hermano de Vespina. El más irregular de los cinco aunque con momentos muy conseguidos, sobre todo en las escenas en las que compartia espacio con Ina Kringeldon.

La orquesta estuvo quizás demasiado ajustada. Al menos para lo que estamos acostumbrados. Aún así y todo resolvió de forma agradable la farsa.

Pero lo que más me atrajo fue la puesta en escena. Un escenario desnudo, sin bambalinas, ni pies, ni fondos... La caja del escenario desnuda, albergando los apartos que daban forma al espacio en el que transcurria la acción. Tres pequeños contenedores móviles rodeando a un elemento de dos plantas de líneas prismáticas y simples.... con paredes traslucidas que fueron desapareciendo a medida que la acción avanzaba. La luz hizo el resto.

Andreas Wolf / Non ve rimedio / L'Infedeltà delusa / Haydn

La única pega que se le puede poner a este montaje es que peca quizás de un poco lóbrego. Siendo una farsa, el humor se ve sepultado por la negrura de algunos pasajes o la aparición de hoces y guadañas durante el primer acto... aunque las cornamentas a modo de tocado del segundo acto resuelven acertadamente el punto de inflexión cómica de la farsa.

Al final se cumplio el axioma de que cuando menos te esperas de algo más te gusta.